Nueva columna semanal entorno al parque navideño más famoso de la zona. ¿Quién anda ahí? Móstoles: Navipark
Me detengo un momento a pensar tras una amigable charla sobre Móstoles en esta época del año. Estamos de acuerdo, es cierto que Móstoles ha experimentado una mejoría cultural respecto a su pasado más reciente. Los eventos y actividades culturales que vienen celebrándose este año, así como la apertura por parte de las concejalías a los ciudadanos que las promueven y participan de ellas, hacen florecer una parte esencial de Móstoles que, por momentos, parecía marchita. Navipark Madrid, en mi opinión, es el broche de oro a un año espectacular que presiento ha sido solo una declaración de intenciones para el futuro más inmediato de nuestra ciudad, y representa de manera ejemplar la unión de tres ámbito diferentes pero relacionados estrechamente: el ámbito cultural, el turístico y el festivo.
La apertura del parque temático en Finca Liana ha sido un acontecimiento con una considerable repercusión, convirtiéndose en una de las principales referencias navideñas de la Comunidad atrayendo a un gran número de visitantes de otras localidades y de la capital, así como constituyéndose en una de las principales referencias navideñas allende nuestras fronteras. Tal es el éxito que se producen con frecuencia importantes congestiones de tráfico en las inmediaciones del parque, máxime los fines de semana. Algo con lo que hemos de convivir en pro de un evento sin precedentes en nuestra ciudad. Más de cien mil metros cuadrados de magia, ocio, diversión y espíritu navideño haciendo las delicias de todas las edades. Y solo es una parte de la Navidad en la Villa, pues también se ha habilitado el Campamento Real y la Casita de Papá Noel para recibir a las celebridades más esperadas durante el año, se ha inaugurado el magnífico mercado de Navidad y, por supuesto, el habitual Belén municipal, sin olvidar el divertido Pasaje Mágico de la Navidad y la extraordinaria experiencia lumínica de la Galería de la Navidad.
Sin duda, Móstoles se ha convertido en un referente regional en estas Fiestas y no creo errar al decir que la mayoría de los mostoleños nos sentimos orgullosos de nuestra ciudad. Solo entrar en el Parque ubicado en Finca Liana nos transporta a un mundo que creíamos olvidado o imposible, acercándonos la magia a lo más íntimo de nuestro ser y dibujando una sonrisa en nuestro semblante. Cada uno de los escenarios del Parque nos invita a no salir de ese país de Nunca Jamás. Nos deleita recorrer los coloridos caminos luminosos de Navipark Mágico y sumirnos en las sensaciones de un campo de flores de luz, una caravana misteriosa, hermosos rincones de fantasía y bellos juegos visuales. Al salir de ese espacio seductor, Navipark Ocio nos colma de felicidad con su pista de hielo de más de mil metros cuadrados, el carrusel veneciano, el tobogán de trineos y los puestos de artesanía y restauración donde tomar algo caliente y endulzar nuestro momento. Si aún tenemos tiempo, y lo tenemos porque no pensamos en él, Navipark Diversión nos tentará con innumerables y entretenidas atracciones, incluida una noria de treinta metros de altura para los más atrevidos. Si no has estado allí aún, no podrás hacerte una idea de las maravillas de esta pequeña aldea mágica que apareció en la Finca Liana la tarde del treinta de noviembre ante la mirada atónita de cuantos allí estaban sin dar crédito a sus sentidos. Es algo escamoso, en realidad, y obra de algún conjuro asombroso, sospecho. ¿Cómo, si no, se transforma Finca Liana en una aldea tan hermosa y mágica?
Cuando hablo de los sueños y aspiraciones de la Villa de Móstoles, hablo de esta grandeza. Al apuntar hacia el desarrollo de nuestro potencial en ser referentes en la Feria del Libro, en los recorridos históricos por el municipio, en museos, en los Festivales de música y danza, en eventos culturales tales como exposiciones de arte y en programas como el de la Filmoteca y A Escena Móstoles, hablo de esta grandeza viable. Claro que no pueden tener todos los eventos y programas la magnitud de Navipark, pero sí podemos empeñar la misma ilusión y los recursos emocionales para hacer de la Villa esa ciudad mágica, referente regional en muchos ámbitos, y atraer turismo interesado en nuestra cultura y en tanto que podemos ofrecer.
Recorrer Navipark es evadirte de la cotidianeidad y recordar lo que es la Navidad. Corres el riesgo de que la ropa, de pronto y por arte de birlibirloque, te quede excesivamente grande, al empequeñecer tu cuerpo para adaptarse al espíritu del niño que llevas dentro o de la niña que se alboroza ante la mera visión de un sueño fantástico. Ese espíritu despierta lo mejor de nosotros mismos, maravillados por cuanto se encuentra a nuestro alrededor. Si sospechas que me dejo llevar por la pasión, quizá estés en lo cierto. Tú puedes dejarte llevar también. Navipark produce ese efecto, ambientado con estrellas, osos polares, pitufos, animales de la selva, un luminoso Escarabajo (el coche emblemático), el árbol de los duendes, los soldados custodiando la entrada y un sinfín de sorpresas encantadoras que prenden el alma. Sí, me dejo llevar por la pasión cuando observo a las familias recorrer este mundo creado con ilusión y esfuerzo, las caras maravilladas de los niños, las risas de los grupos de amigos y el enamoramiento de las parejas en un lugar idílico para estos días que nos tocan, queramos o no, el corazón y la fibra emocional y sensible que, como una cuerda de guitarra, vibra por mera simpatía apenas poner un pie en las inmediaciones de esta aldea de cuento.
Es tiempo de pasacalles, de coros, de conciertos y mercados navideños, de roscones y dulces, de chocolate con churros, de reír y disfrutar, de amar y abrazar, de magia, de Góspel, de Belenes, de fiestas, de teatro, de cocina, de musicales, de despedidas agradables para dar la bienvenida a cuanto haya de llegar, deseando que sea amable y nos ofrezca lo mejor y más valioso que podamos desear: nuestra familia, nuestros amigos y conocidos, nuestro bienestar y el suyo, la paz, el alborozo, la salud y la felicidad. Es tiempo de desear y es tiempo de ofrecer. Navipark es ese tiempo. Solo predisponte a lo mejor, a la sonrisa interior y a cierta paz espiritual. Date permiso para ser un poco feliz y aprovecha para hacer un poco más felices a los demás, a los que tienes cerca de ti, a los desconocidos que esperan en la fila a que vivas tu momento, a los que pasean a tu lado o al comerciante que te ofrece algo caliente. No escojas a quién ni selecciones el momento. Párate a pensar, pero no demasiado, antes de dejarte llevar por la magia de Navipark, la aldea de cuento que hace de Móstoles una ciudad entrañable esta Navidad.
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