Una en El Soto y las otras en el centro de la ciudad. AHIMOS da visibilidad a las históricas fuentes de Móstoles.
La asociación de Amigos de la Historia de Móstoles, AHIMOS, siempre pone en valor diferentes rincones de la localidad y nos trae maravillosas fotos antiguas que colman nuestra curiosidad, pero, también, nos enseña como era Móstoles. Es imprescindible saber de donde venimos. Este colectivo utiliza de forma muy didáctica los días mundiales para poner el foco de atención en diversos rincones de la ciudad. En los últimos días ha utilizado el Día del Agua (22 de marzo) para poner dirigir nuestros ojos hacia lugares por los que pasamos casi a diario y en los que apenas reparamos pero que fueron fundamentales en el día a día de los mostoleños. Hablamos de tres fuentes, casi idénticas, que llevan décadas y décadas entre los mostoleños. Las fuentes públicas, en muchos lugares de España, fueron imprescindible en el abastecimiento de agua de las familias hasta bien entrado el siglo XX. Es más, en pueblos de los que hoy conocemos como la España Vaciada inclusive hasta la década de los ´80. AHIMOS da visibilidad a las históricas fuentes de Móstoles.
Tres iguales
Una está en la calle Juan Ocaña, otra en Parque Cuartel Huerta aunque antes estaba en la Avenida de la Constitución y la tercera en el Parque de El Soto aunque antes estaba en la Avenida de la Constitución con Paseo de Goya. Según AHIMOS “estas tres iguales forman parte de un mismo proyecto de abastecimiento de agua potable, el de la red inaugurada en febrero de 1957 y ejecutada con fondos de la extinta Diputación Provincial de Madrid”. Por aquel entonces eran muchos los mostoleños que dependían de pozos privados o fuentes públicas. El enganche a la red del Canal de Isabel II fue en junio de 1980.
Móstoles es una gran ciudad de más de 200.000 habitantes y nos parece sorprendente que hace poco más de 50 años las fuentes públicas fueron un motor de abastecimiento de agua… Pero así fue y en las calles de la localidad quedan las huellas de esa historia no tan lejana. La gran labor de colectivos como AHIMOS nos permite conocer estos pedazos de historia.