En IMDEA Energía. Estudiando nuevos materiales para degradar los microplásticos en Móstoles.
Según la Fundación Aquae los microplásticos se encuentran en el agua que bebemos, en los alimentos que ingerimos, incluso hasta en la ropa que llevamos. Los científicos estiman que la contaminación terrestre por microplásticos es entre 4 y 23 veces mayor que la oceánica, dependiendo del sitio de comparación. El estudio estima que un tercio de todos los residuos plásticos termina en suelos o agua dulce. La presencia de microfibras sintéticas, semisintéticas y de otro tipo en el mar puede ser hasta mil veces mayor que la prevista por los modelos utilizados hasta ahora. Los microplásticos son un problema medioambiental y de salud. En Móstoles se está trabajando para que en el futuro ese problema sea menor. Estudiando nuevos materiales para degradar los microplásticos en Móstoles. La incidencia de plásticos en el medio ambiente derivado del excesivo consumo humano ha conllevado al acúmulo insostenible tanto en ecosistemas acuáticos como terrestres, repercutiendo seriamente la salud humana y ambiental. Este problema se ve agravado por la ineficiente eliminación de contaminantes en las plantas de tratamiento de aguas residuales actuales.
Una investigación de IMDEA Energía se ha centrado en el estudio de plataformas/composites compuestas por materiales porosos, Redes metal-orgánicas, MOFs (de sus siglas en inglés, metal-organic frameworks), combinadas con enzimas para fomentar los procesos de degradación de dichos microplásticos presentes en el agua. A través de la evaluación de diez prototipos de MOF, investigadores de la Unidad de Materiales Porosos Avanzados del Instituto han logrado inmovilizar la enzima Candida Rugosa Lipase, encontrando que los composites resultantes eran efectivos para degradar bis(hydroxyethyl)terephthalate (BHET), un subproducto del plástico PET , típicamente empleado para la fabricación de botellas de agua. En tan sólo un día, el composite logró eliminar un 37% de dicho BHET, llegando incluso, a erosionar la superficie de plásticos reales, demostrando su efectividad y estabilidad.
Por primera vez se ha podido demostrar aquí que estos MOFs, son capaces de fragmentar la superficie real de un plástico procedente de una botella de agua comercial, configurando así un escenario más cercano a la realidad.
Los resultados obtenidos suponen por tanto un paso al frente en el diseño de materiales inteligentes para la eficiente eliminación de los micro/nanoplásticos que llegan constantemente a las plantas de tratamiento de aguas y ofrece una prometedora estrategia para contribuir a un futuro más limpio y sostenible.
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