¿Quién anda ahí? Móstoles: Enamorarse/1

¿Quién anda ahí? Móstoles: Enamorarse/1

Primera parte de esta columna de opinión sobre las fiestas de Móstoles. ¿Quién anda ahí? Móstoles: Enamorarse/1

El miércoles once de septiembre, a las ocho y media de la tarde, Fran Garrigós, reciente medallista olímpico, dará el pregón de las fiestas patronales de Móstoles en la Plaza de España, dando inicio oficial a cuatro días de variados eventos y actividades culturales y de entretenimiento en la ciudad. Paula aún se encontraba con la resaca de las vacaciones y ya había llamado a Cris y a Maite para verse mañana y contarse las aventuras del viaje, cuando su madre, que recogía la ropa sucia de las habitaciones para poner la lavadora, le trajo la noticia: «¿Sabes quién va a dar el pregón este año?». Así y en ese momento, entraron las fiestas en el pensamiento de Paula. Todos los años salían en familia a vivir las fiestas y Paula disfrutaba especialmente esos días de verano, sobre todo cuando salían por las noches a pasear por el mercadillo y por las calles animadas. Cada año mejoraban esos días porque Paula gozaba ya de independencia para ir con las amigas y dejar a los padres en casa y, en ese momento, ocupó su pensamiento en lo que harían estas fiestas, por no hablar de la impaciencia que sintió por su comienzo. Tal fue así, que escribió sin demora a Maite para hablarle de ello, con la excusa de contarle lo del pregón. Tenía ganas de ver también a José, un guasón algo chalado, a Carlos, su inseparable, y a Beni, por supuesto. Solían juntarse con ellos desde los primeros cursos de instituto. Sin duda, el sábado no solo hablarían de las vacaciones, sino que comenzarían a planear las fiestas. Paula se entusiasmaba como loca solo de pensarlo. Había echado de menos a los amigos y deseaba volverse a encontrar con ellos y divertirse juntos esos días.

Esta semana se ha hecho público el programa de las fiestas y Paula ya está marcando las cosas chulas. El paseo por el mercadillo artesanal no puede faltar, le encanta. Quiere comprarse una pulsera y alguna cosa bonita para recordar las fiestas. Tiene esa costumbre de comprar algo especial, aunque sea un collar con un ágata verde como recuerdo. Guarda un objeto de cada año metido en una bolsa hermética con una etiqueta en la que figura el año de la feria. Para ella es como coleccionar recuerdos de lugares del mundo en los que ha vivido experiencias emocionales. Y, por supuesto, tienen que darse un paseo por el recinto ferial. Ahora bien, lo bueno de verdad son los conciertos. Ha de convencer a sus padres para que la dejen volver más tarde. Todos se quedan más tiempo y ella ha de volver cuando todo está en lo mejor. Beni la acompaña a casa, sí, pero ella desearía seguir con todos. A ver, también le gustan esos paseos de regreso a casa con Beni. Se llevan bien y hablan mucho. De hecho, también es el motivo de que la dejen volver más tarde, porque se entretienen hablando en el portal, y están muy a gusto. Uno de los recuerdos que tiene de las fiestas en una bolsa hermética es un regalo de Beni. Le sorprendió con un pequeño corazón blanco de piedra. Fue atrevido para él, aunque dijera enseguida aquellas palabras al entregárselo: «Por nuestra amistad; por las charlas y eso». Estaba nervioso, eso sí. Un corazón blanco. Paula sonríe solo de recordar el momento y a menudo extrae con cuidado de la bolsa ese recuerdo para sentir su tacto.

Los padres de Paula hablan mucho del concierto Rock & Roll Star, con La Guardia, Danza Invisible y La Frontera, y parece evidente que querrán ir solos. Como José querrá ir a la suelta de reses en la Plaza de Toros, que es un poco antes, es posible que ellas los esperen en algún sitio chulo de Los Rosales o que den una vuelta por los alrededores. No les agradan mucho los toros y a Beni tampoco. Paula marca el concierto de Amistades Peligrosas, puede ser divertido y le gustan las letras de las canciones. No sabe bien, este año tiene esperanzas con Beni en las fiestas. Tendrá que darse la situación o provocarla, dejarle ver que puede dar el paso. No sabe, el verano se acaba, después de las fiestas comienza el curso y ya todo es diferente, y ha pensado mucho en él durante las vacaciones. Esos días de fiesta son algo bonito, los últimos días del verano sin que sea verano. Ella se entiende. Hablará con Maite si no se da la situación. Entonces, idearán algo para los Fuegos Artificiales. A Paula le encantan, aunque también le dan algo de miedo. Ay, si Beni se colocara a su lado mientras los ven. Suspira. Ojalá. A Beni le gusta el olor a pólvora, dice que le recuerda los tiempos de su niñez. Sus padres los llevaban a verlos y podían ver cómo los encendían y las tracas finales. Él tuvo la idea de ir el primer año y, desde entonces, es una tradición del grupo. Casi no la dejan ir ese primer año, después vieron que no pasaba nada y ya no oponen resistencia. Solo la piden que tenga cuidado.

Ay, sí, las fiestas patronales de la villa. Móstoles es una ciudad grande y a veces hay que pensar en cómo llegar de un lado a otro de la ciudad para llegar a tiempo a las actividades que queremos presenciar; otras, no queda más remedio que seleccionar las prioritarias. Luego están los niños, ésas son obligadas, aunque cierto es que las disfrutamos como ellos en más de una ocasión. En todo caso, son tiempos en que el aire trae un ambiente agradable que se filtra entre las obligaciones, el regreso al trabajo, la resaca de las vacaciones y las matrículas de los colegios y los institutos, por no hablar del material escolar y las ropas. Con todo y con ello, son tiempos que nos reconfortan año tras año a través de las edades que vamos viviendo. Hay quien replica sobre la organización o sobre si este Partido o aquél, aquellos cantantes o estos grupos, o sobre los lugares o las horas. No llueve a gusto de todos, pero llueve y esto nos da vida. Las dos semanas previas, la semana de diversión y disfrute, y los posteriores días de añoranza y de eco. Lo cierto es que las fiestas patronales se viven cada año como días bien distintos del resto del año. Pueden ser como el crepúsculo y alba sucediendo a un mismo tiempo amalgamando sus luces y colores de una manera insólita. Esa semana se une el final del verano con el comienzo del otoño, un momento vital hermoso por lo que tiene de satisfacción y esperanza. Satisfacción del verano vivido y esperanza por los días que comienzan, el nuevo año, en realidad, que inicia sus pasos.

Espero que Paula y Beni lleguen a acercarse del todo y a abrirse el uno al otro, y que estas fiestas sean su comienzo de una nueva época para ellos. Creo que son el momento y el lugar idóneo para dar un nuevo paso y me pregunto qué recuerdo guardará ella. Veo posible que piense en regalarle un corazón blanco a Beni, su primer regalo. Puede preocuparle no encontrar un corazón blanco, pero está segura de que encontrará el símil más parecido e idóneo. Ella aportará el corazón blanco de Beni y él aportará su primer regalo, quizá un ágata blanca, si Paula no encuentra el corazón. De seguro, recordarán estas fiestas. Serán únicas y podrán hablar siempre de tantos detalles y vivencias… Estas fiestas dejan siempre huellas indelebles. Son días de unión, de sentirnos parte de todos. Encontrarnos rodeados de personas, todos con la idea de disfrutar de un ambiente y un tiempo único. Puede que sea el año de las salidas familiares o de disfrutar de los amigos; puede que sea el año en que, sin saberlo, quede atrás la adolescencia o el año en que volvamos a salir en pareja, sin los niños, a recordar aquellas diversiones pasadas y aquellas vivencias (tal vez el año en que, al fin, ocurrió lo que tenía que ocurrir). De seguro, serán unas fiestas más para recordar.

Estos días que llegan, son tiempos que no pueden faltar en nuestras vidas. No cabe preocuparse de si esto o aquello ni pensar en si mejor o peor, aunque sea un recurrido tema de conversación. Si caes en ello, recuerda continuar hablando sobre las buenas expectativas que despierta esta semana en nosotros y sobre las vivencias agradables que vivas durante este tiempo, porque no solo son los actos y las actividades, también está el tiempo que se vive, el aroma de los días y el viento del cambio estacional. Recuerda las emociones y los sentimientos implícitos a estas fiestas patronales, dotadas de tanto cariño y esmero por parte de todos los mostoleños.

Como dice nuestro actual alcalde, Manuel Bautista, en su saludo en el Programa de Fiestas: «Es hora de disfrutar, de salir a la calle, de bailar y cantar, de emocionarse, de compartir momentos de calidad con nuestra familia, de reencontrarse con amigos». Es hora de enamorarse, añado.

¡Vivan las Fiestas Patronales!

¡Viva Nuestra Señora de los Santos y San Simón de Rojas!

¡Viva Móstoles!

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