¿Quién anda ahí? Móstoles. Nuestra Historia /y 2

Continuación del articulo de la semana pasada sobre la historia del municipio. ¿Quién anda ahí? Móstoles. Nuestra Historia /y 2

 

Continuación del articulo de la semana pasada sobre la historia del municipio. ¿Quién anda ahí? Móstoles. Nuestra Historia /y 2

El Museo de la Ciudad de Móstoles se inauguró en mayo de 2008 por la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el entonces alcalde de la villa, Esteban Parró. La antigua casa de uno de los principales terratenientes de Móstoles, construcción neomudéjar de finales del s. XIX o principios del s. XX, fue rehabilitada para tal fin, respetando la fachada principal y parte de la bodega, desde la cual puede verse la entrada a la antigua cueva, que no puede visitarse.

Se habló, en esta inauguración, del símbolo que representaba en la ciudad, aunando la tradición y la vanguardia, asegurando que los visitantes podrían encontrar «un relato pormenorizado de la Historia de esta villa, desde sus orígenes romanos hasta nuestros días». Se trata de un Museo de considerable importancia turística, que figura en las rutas de los museos más importantes de la Comunidad de Madrid, describiéndolo de esta manera: «Su interior alberga una exposición permanente sobre la Historia de Móstoles desde el s. XIX hasta nuestros días, una colección fotográfica que retrata la vida en el a principios del s. XX y una sala etnográfica centrada en la agricultura y las labores vitivinícolas realizadas tradicionalmente en esta localidad.

Entre los elementos más destacados se encuentra la maqueta de Móstoles en 1808, a escala 1:20, realizada por la Asociación Histórico Cultural Dos de Mayo. En ella se puede observar cómo era la disposición del casco urbano en la época en la que los alcaldes Andrés Torrejón y Simón Hernández firmaron el bando llamando al levantamiento contra los franceses».

Como he mencionado a propósito de algunas conversaciones y en alguno de mis artículos, la función de una Oficina de Turismo en Móstoles está justificada si existe una organización de rutas turísticas de la Ciudad, incluso de eventos con representaciones teatrales, pero sobre todo si existe un mantenimiento y promoción de los lugares emblemáticos de la villa: la casa de Andrés Torrejón, su potencial ampliación, de la que hablé en la primera parte de este artículo, el Centro de Arte Dos de Mayo… y, entre otros muchos puntos de interés turístico, el Museo de la Ciudad de Móstoles. Alguna de las actividades de este Museo en este año han sido exposiciones, como las de pintura Figuraciones Dinámicas, de Pablo Navarro Hevia, y Paisajes Transfigurados, de Sonia Casero, o la fotográfica y documental Aquel Móstoles de hace un siglo, de Amigos de la Historia de Móstoles (AHIMOS); conciertos, como el de Quaver Folk o los llevados a cabo dentro del XIII Ciclo de Conciertos del Museo de la Ciudad. Se han realizado actividades culturales tales como alguna presentación de libros, la entrega de premios del XIII Certamen Nacional de Poesía ASEAPO, las rutas teatralizadas por la Escuela de Actores de Voluntarios y Producciones Yllana y las mágicas Veladas poéticas de Mostoleslam.

El Museo de la Ciudad es un lugar entrañable y con Historia, un lugar cuasi idílico para la celebración de estos y otros muchos actos culturales. Sin embargo, sentimos la ausencia del relato pormenorizado de la Historia de nuestra villa, esencia que dio a luz al nacimiento de este Museo. Amigos de la Historia de Móstoles ha reivindicado esta esencia en diversas ocasiones proponiendo acciones como la dotación de recursos expositivos para tal fin, la instalación de pantallas interactivas y paneles e, incluso, la ubicación de restos arqueológicos como los donados por José Martín en 2009. Quizá haya pocos ciudadanos que conozcan la existencia de estos restos arqueológicos procedentes de los hallazgos de José Martín y de excavaciones oficiales. Estos restos se encuentran en el Museo Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares, y una buena iniciativa, sin duda, sería reclamarlos para su exposición permanente en el Museo de la Ciudad, creado en la conmemoración del Bicentenario de la publicación, el dos de mayo de 1808, del Bando de los alcaldes. La Concejalía de Cultura, Desarrollo y Promoción Turística de 2017 tuvo la iniciativa de organizar una exposición sobre la Historia de la Transición, proyecto que no llegó a realizarse.

Mientras escribo estas líneas, viene a mi mente la pérdida reciente de un patrimonio histórico en el centro de la ciudad, tan bien apuntada y reseñada por AHIMOS, a quien cito: «en estos últimos días, el patrimonio histórico mostoleño ha sufrido una pérdida irremediable: han sido demolidas las casas bajas situadas en los números tres y nueve de la calle Ricardo Medem y el número diez de la calle América, siendo la primera un exponente estupendo de la arquitectura tradicional del Móstoles agrario, ya que, además, contaba con una magnífica bodega dotada de más de una docena de tinajas (…), pajar, palomar, «sobrao», maquinaria y aperos de labor y su estado (según las fotos que nos han hecho llegar y según lo que pudimos ver nosotros hace diez años) no era, en absoluto, ruinoso». He sido testigo casi a diario y confieso que se desgarra el alma con el ruido de las excavadoras abatiendo el edificio, dejando las estancias, tinajas e incluso un Seat 850 del año ’70, desnudos de techumbre para, finalmente, ser destruidos. El paradero de todos estos enseres y objetos de valía histórica se desconoce. Muchos nos preguntamos por él y por la razón de esta destrucción, ¿por qué —nos preguntamos— no pueden rehabilitarse estas casas y conservarse al amparo del Museo de la Ciudad para visitas culturales de ciudadanos y turistas, y para la realización de actos culturales e, incluso, conservación de algunos de los restos arqueológicos mencionados. ¿Por qué el Museo de la Ciudad, otrosí de la gran labor cultural que viene realizando, no se encuentra más vinculado con la idea esencial de su creación, velar y relatar de manera pormenorizada la Historia de la Villa desde sus orígenes?, ¿por qué no se involucra en la conservación del Patrimonio Histórico de nuestra ciudad? A quienes nos preocupa la Historia nos aturden estas y otras preguntas. Somos conscientes del ávido apetito de la Construcción, que no se detiene ni a pensar la hora qué es, somos conscientes del exponencial crecimiento demográfico, somos conscientes de los costes, principalmente económicos, que conlleva proteger la Historia, una asignatura que siempre resultó aburrida a la mayoría de los alumnos del colegio y del instituto. Las asignaturas pragmáticas y productivas siempre resultan más populares, lucen sus ropas caras y conducen coches de lujo. Somos conscientes de que un bloque de viviendas es una asignatura popular y produce mayores ingresos económicos que el Patrimonio Histórico; y somos conscientes, por último, de que «los pueblos sin historia se caracterizan por ser estáticos. Carecen de historia porque no ocurren sucesos que los cambien decisivamente; carecen de evolución. Esto se debe a que no están sometidos a la dinámica de incitación y respuesta que, una vez producida, arroja a las sociedades por el camino de la civilización» (Arnold Toynbee).

Hay muchos ciudadanos deseando que el Museo de la Ciudad tenga un papel activo en la conservación, exposición y divulgación de la Historia de Móstoles, patrimonios históricos incluidos. Personalmente, sueño con un Móstoles histórico al que acudan visitantes culturales a conocer su Historia, sus costumbres y sus gentes, sueño con una villa a la altura de ciudades como Alcalá de Henares. Móstoles es la segunda ciudad con más habitantes en la Comunidad de Madrid y la vigésimo quinta en toda España. No debería interesarnos tanto construir viviendas hasta en sótanos y locales y en descampados donde apenas entra una tienda de campaña; debería preocuparnos ser Historia, formar parte de ella y expandirnos culturalmente. El Museo de la Ciudad, extremadamente cercano a la casa de Andrés Torrejón, constituyó un buen cimiento, esencial a mi parecer, en este camino. No debiéramos quedarnos ahí, en aquello que fue. La Historia habla de evolución, de devenir y de avance. Por favor, hagamos que perviva el espíritu de nuestro Museo y que, otrosí de los eventos culturales que se realizan, al igual que en otros Centros Culturales, hable cada año de nuestra Historia, nos la muestre y se enriquezca con nuevas aportaciones valiosas; hagamos que sea el vigilante y custodio de ella, de nuestra Historia, y que, más allá de sus instalaciones, pueda acoger la conservación de nuestro Patrimonio Histórico, viviendas centenarias incluidas.

No quiero firmar estas palabras sin agradecer la labor cultural que viene realizando en estos años el Museo de la Ciudad e invitaros a formar parte de ellas, porque verdaderamente aportan un gran valor a nuestro conocimiento, a nuestra experiencia, a nuestra vida diaria y a nuestra alma, en definitiva. Quiero agradecer, igualmente, su espíritu y animarlo a no perder su esencia y a formar parte activa y presente de la Historia de Móstoles desde sus inicios hasta nuestros días. Hay una gran y sacrificada labor por delante, que, sin duda, se verá siempre recompensada con satisfacción y orgullo, el propio y el de todos los ciudadanos y foráneos de la Villa de Móstoles.

Nota: Todos los datos que figuran en este artículo, y en su primera parte, han sido contrastados por AHIMOS, Amigos de la Historia de Móstoles, para ofrecer la mayor fiabilidad y rigor en los mismos. Gracias por vuestra colaboración, amigos.

*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o de las imágenes que aparecen en este artículo.

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