Nueva columna semanal sobra la vida sociocultural que se puede disfrutar en la ciudad. ¿Quién anda ahí? Móstoles: Sueños
En ocasiones, tengo sueños y no permito que los adultos filtros de la madurez coarten el bienestar emocional que me procuran. Sé que son sueños y que no dejarán de serlo, pero necesitan airearse, salir a pasear y corretear un poco por el vasto campo de la realidad, donde pudieran realizarse por un azar. Por ejemplo, sueño con una ciudad más activa y feliz. La felicidad es un pez escurridizo que, no obstante, podemos llegar a retener alguna vez en nuestras manos y sentir durante un efímero momento más o menos largo en nuestro interior. Soy consciente de la ñoñería que, en apariencia, rezuman estas ideas. Son palabras manidas y desgastadas. Permíteme, sin embargo, querido lector, compartir en forma de reflexión alguno de estos sueños.
Sabemos bien que si algo limita posibilidades son siempre los presupuestos, atan de manos cualquier proyecto apenas salir a la luz para tratar de materializarse. Si hablas de Cultura, por ejemplo, la cosa tiende a ir a peor, pues no es la partida preferida de un Presupuesto General. Sin embargo, siempre me ha asombrado que las limitaciones de un presupuesto impidan la realización de actividades. No ocurre así siempre, por fortuna. Existen Asociaciones y grupos culturales dispuestos a ser ellos quienes aporten servicios y asuman costes a fin de facilitar la realización de un proyecto cultural. Se ofrecen a montar ellos su escenario, a encargarse de la iluminación y del sonido, y de diversas labores que nos pasan desapercibidas al público cuando son tan esenciales y conllevan un esfuerzo loable y un coste económico. Gracias a ellos se han realizado varias actividades estos meses y, por supuesto, gracias a la buena voluntad y a la cesión de espacios públicos por parte de la Administración y las Concejalías pertinentes. Mi madre solía decir: «quien quiere, puede». Todos hemos comprobado lo cierta que resulta esta afirmación. Todos conocemos personas que nos animan y nos ayudan, que colaboran en nuestro camino de manera influyente, todos sabemos que cuando alguien quiere de veras hacer algo, lo hace. Me pregunto por qué las autoridades locales, el Gobierno de la ciudad, y hablo de Móstoles como podría hablar de otras ciudades e incluso de entidades sin ánimo de lucro, no conviven simbióticamente con las sociedades que conforman el tejido empresarial. Me explico: considero muy beneficioso que las empresas, máxime las grandes, participen activamente de la vida cultural y social de una ciudad. Las empresas, por propia idiosincrasia, realizan una labor social de vital repercusión. ¿Por qué no extenderla al ámbito cultural? Sueño, por ejemplo, con una Feria del Libro o con una Feria de Artesanía, que bien podrían ubicarse en el Parque Finca Liana, un lugar céntrico, verde, confortable, fresco, con fuentes y con espacio sobrado para acoger eventos importantes y un restaurante de buen nombre. Un espacio, a mi juicio, ideal para estas Ferias. El presupuesto frenaría el número de casetas y la calidad de éstas, pero sueña, amigo lector, con la involucración de las grandes empresas y de, incluso, algún banco, que podría, además, ubicar cajeros móviles dentro de la Feria. Estos eventos son una gran oportunidad publicitaria, máxime si, desde el Consistorio y con ayuda de todos los medios de comunicación, trasciende allende nuestras fronteras la relevancia de estas Ferias, de manera que gente de otras ciudades e incluso de la capital, se acerquen a disfrutar de ellas y sean meritorias del reconocimiento general. Es necesario, claro, hacer las cosas bien. Una Feria no son solo casetas de comerciantes colocadas en una calle. Imagino charlas y actividades durante esos días, coloquios, talleres para niños, entrevistas… Los periódicos de tirada nacional (sueño de largo) tendrían sus eventos en un pequeño pabellón habilitado para que nos hablen de su trayectoria e idiosincrasia, y nos hablen de periodismo. Y no solo ellos sino otras áreas relativas a la literatura, como pueda ser el teatro. Sería un Pabellón, sin duda, visitado por un importante número de asistentes interesados en cada evento. Todo esto, apadrinado por el Ayuntamiento, la Concejalía de Cultura, Desarrollo y Promoción Turística… y por empresas y entidades privadas. Mayor número de casetas y de mejor calidad, eventos, entretenimiento, Cultura, imagen de la ciudad trascendiendo sus fronteras y foráneos conociendo la ciudad desde un emplazamiento envidiable como es el Parque Finca Liana y amparados al hogar de la Cultura.
Recibí de buen grado la ambientación orquestada en las Fiestas del Dos de Mayo, donde podía disfrutarse de un ambiente goyesco, con músicos recorriendo los pasillos del mercado, el escenario habilitado en Plaza de España y las atracciones para los niños, incluido el guiñol callejero. Una Feria del Libro o de la Artesanía, incluso cualquier otra, requiere actividades culturales en su entorno: coloquios, charlas, teatro… Y pienso que los bancos y las empresas pueden colaborar de manera trascendental, obteniendo un beneficio no desdeñable. Me parece la perfecta convivencia entre lo público y lo privado, una convivencia extraordinariamente beneficiosa para el ciudadano y para la Cultura y el Turismo mostoleños.
Sé que hay empresas colaborando ya activamente con entidades como Cruz Roja, empresas que, incluso, conciencian a sus empleados de la relevancia que tiene el desempeño social. Estoy convencido —puedes llamarme soñador— de la viabilidad de estos sueños. Os hablé esta primavera sobre el I Maratón de las Escuelas de Danza, un proyecto brillante y espectacular que debería asentarse en la tradición de esta ciudad y que podría atraer a muchos visitantes. Móstoles puede sentirse orgulloso de la realización de este evento y, aún más, de mantenerlo en su programa cultural anual más allá de cualquier Gobierno de turno. La Cultura y la tradición no debe entender de signos políticos sino de identidad mostoleña, de carácter y de personalidad. En mi modesta opinión, debemos seguir este camino y sumar una Feria del Libro que tome nombre y reconocimiento a lo largo de los años y que no sea una tenue línea intermitente y baladí de actuación; sumar una Feria de la Artesanía y una Feria de la Música. Son algunos de mis sueños, consciente de lo que es un Presupuesto y de lo que sería una convivencia sana de lo público y lo privado en beneficio de una ciudad y de su Cultura. Sueño con una ciudad en la que nacen grandes deportistas, grandes escritores y músicos, y personas que llegan lejos realizando sus sueños, una ciudad que los acoge y los motiva. Sueño y llega la hora de aplicar el filtro adulto de la madurez. No sé bien si he logrado eliminarlo del todo en estas palabras, desde el momento preciso en que he recordado las palabras de mi madre, una persona sabia: «quien quiere, puede».
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