Finaliza la campaña de supervisión en Móstoles por la aparición de la oruga procesionaria

Supervisión en Móstoles y en el resto de la región por la oruga procesionaria

Llega la época de su proliferación. Finaliza la campaña de supervisión en Móstoles por la aparición de la oruga procesionaria

La Comunidad de Madrid ya ha iniciado su proceso de supervisión de más de 65.000 hectáreas de pinares en toda la región para detectar la posible presencia de la oruga procesionaria. Hay que destacar que la zona este y sureste madrileño, donde se sitúa Móstoles, es una de las más afectadas por este animal, destacando sobre todo la Pinus halepensis.

El objetivo de esta supervisión en Móstoles y en el resto de la región es el de revisar y evaluar la presencia de la oruga procesionaria y controlar su propagación por otras zonas. Busca cumplimentar unas fichas para determinar la situación de los animales y comprobar si se están o se deben tomar medidas de precaución a través de insecticidas o mediante la instalación de trampas para su erradicación y desaparición.

En Móstoles en concreto, se han tratado un total de 1.811 pinos, de los cuales 1.201 están ubicados en parques, 126 en colegios y 484 en calles. El efecto del tratamiento tiene una duración de dos años. Por ello, cada año se intercalan los ejemplares de pinos que son tratados. Además, se ha procedido a la instalación de 80 trampas de feromonas en Parque Finca Liana y Parque Natural El Soto. Se trata de un sistema de monitoreo y captura de machos de procesionaria instalado en las zonas de mayor concentración de pinos en estos dos parques singulares del municipio.

Alerta con la oruga procesionaria

Supervisión en Móstoles y en el resto de la región por la oruga procesionaria
Finaliza la campaña de supervisión en Móstoles por la aparición de la oruga procesionaria

El aumento de población de la Thaumetopoea pityocampa vive en horas altas debido a los otoños cálidos y secos, que son muy favorables para ellas. Estas son capaces de producir grandes daños en las masas forestales, así como convertir el arbolado en más sensible a los incendios. Además, también pueden perjudicar la salud de los animales de compañía como los perros, que pueden sufrir daños graves en la lengua, e incluso causarles la muerte.

Entre las recomendaciones a la población ofrecidas por el CAF, se encuentra el de evitar cualquier contacto con el nido y con las orugas. Parece de lógica, obviamente, pero tiene el sencillo motivo de que sus pelos urticantes pueden ser trasladados por el viento, y provocar reacciones alérgicas en la piel. Además, hay que evitar pasear bajo los pinos afectados o cerca de ellos, y si se hiciese, siempre con gorra y gafas, además de cubrirse la mayor parte del cuerpo.

En cuanto a los animales, es extremadamente peligroso que entren en contacto con las orugas y, especialmente, que las ingieran, ya que se necesitaría una asistencia veterinaria inmediata. Estos lepidópteros son un gran problema en estas estaciones, y hay que extremar el cuidado.

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