Esta mostoleña de 24 años es una de las pianistas y concertistas con más proyección de nuestro país. Laura Ballestrino “Para mí lo principal es trasladar emociones y comunicar sentimientos al público”.
En una de las primeras imágenes de la vida de Laura Ballestrino aparece una niña pequeña, de tres años, jugando con un teclado de juguete “según mis padres era de mis juguetes favoritos”. Esa foto es el prólogo del amor incondicional por la música de esta joven mostoleña. Ballestrino ha vivido siempre en Móstoles “Soy del Barrio de Estoril 2. Nací en Móstoles y sigo en Móstoles. He ido al colegio Salzillo, al instituto Los Rosales, al conservatorio Conservatorio Rodolfo Halffter y a la escuela de música antes del conservatorio también en Móstoles. Mi vida, mis amistades… todo en Móstoles”. Desde Móstoles siempre soñó con dedicarse a la música y a base de esfuerzo y trabajo ese sueño se está haciendo realidad. Ballestrino lleva ya varios años siendo una de las concertistas con más proyección de nuestro país y en concursos y concierto su nombre empieza a brillar como se merece. Con ella hemos hablado de sus inicios, sus piezas predilectas al piano, su formación, su futuro, aficiones y, como no, de Móstoles. Hoy conocemos mejor a uno de los grandes talentos de la música de nuestro país. Hoy conocemos a la mostoleña Laura Ballestrino, envolviendo el mundo con su música desde Móstoles.
De Móstoles ¿De dónde?
Soy del Barrio de Estoril 2. Nací en Móstoles y sigo en Móstoles. Soy de la zona de Móstoles Central. He ido al cole, al instituto, al conservatorio y a la escuela de música antes del conservatorio también en Móstoles.
Mi vida, mis amistades… todo en Móstoles.
Entiendo que tus estudios superiores ya los estás haciendo fuera de Móstoles ¿no?
Claro es para lo único. Hice el Conservatorio Superior en Madrid. Ahora estoy haciendo el Máster en la Universidad Alfonso X.
¿A qué cole fuiste?
Fui al Colegio Salzillo de Móstoles. Tengo buenísimos recuerdos de aquella época porque el barrio además está lleno de zonas verdes. Mis padres eran muy protectores conmigo. Estoril 2 es una zona muy segura. Siempre he hecho mucha vida de barrio. Luego fui al IES Los Rosales. Allí hice el bachillerato de letras, pero lo hice con una modalidad de hacer una especie de bachillerato musical. Era la primera vez que se hacía. Pero se podía. Al final consiste en quitarte un poco de carga de asignaturas por las horas de conservatorio que ya hacía ya que yo quería apostar por una carrera musical. Se entiende que como estoy en el conservatorio con muchas horas pues de alguna manera se convalidan. En el instituto hacia solamente las troncales. La verdad es que bachillerato con el conservatorio es muy duro. Es casi como otro instituto por la tarde, como hacer dos institutos.
La formación musical es muy exigente. ¿Cómo fue esa etapa adolescente? ¿De empezar a salir y pasar más tiempo con amigos?
Es complicado. A veces cuesta que los amigos entiendan lo que te importa la música, que sea tan exigente y que no puedas ir a muchas quedadas. Yo tenía también esa fama de “la que nunca puede quedar porque está siempre estudiando. La pianista que está siempre liada”. Pero al final no es tan exagerado. Yo tengo mis aficiones como el deporte, los videojuegos y quedar con mis amigos. Lo más duro son los años de bachillerato y de conservatorio. Compaginar las dos cosas es muy duro.
¿Y cuándo salías por Móstoles por dónde lo hacías?
No soy mucho de discotecas. Me gusta más el Mokalia o ir a Los Rosales a restaurantes, a casas de amigos… Soy más de sitios tranquilos. También a veces salgo a discotecas o a las fiestas de Móstoles ¿eh? (risas) Pero me gusta más planes donde conversar con mis amigos.
¿Cómo empiezas en la música? ¿Hay tradición en tu familia?
Tengo mucha suerte porque mis padres, Concha y David, no son músicos. Es verdad que son muy melómanos y siempre entendieron todas las cosas positivas que tiene para un niño acercarse a la música y aprender música. Mis padres tienen corazón de músicos. La llevan muy dentro. Cuando mi hermano y yo éramos pequeños hemos vivido la música desde pequeños. Al primer sitio que nos llevaron fue a la Escuela de San Petesburgo en Estoril 2 en Móstoles. Yo empecé con cuatro años. Mi hermano Alejandro fue también al conservatorio y estudio viola, pero luego tiró por las matemáticas y yo seguí con la música.
Ya de peques jugueteábamos con instrumentos. Tengo fotos con 3 años con un teclado de juguete. Era ya de mis juguetes favoritos según mis padres. Me encantaba.
De pequeños escuchábamos mucha música y nos preguntaban de qué artista o de qué cantante era esa canción.
¿Por qué de piano?
Pues normalmente con 8 años vas a la presentación de instrumentos y van con los padres y allí tienen su primer contacto con los instrumentos, para escucharlos, para elegir y demás. Lo que pasa es que hay niños, como mi hermano y yo, que empiezan antes. Ya habíamos empezado con instrumentos que se habían elegido entre nuestros gustos, mis padres y los profes de la escuela a la que íbamos antes del conservatorio. Cuando llegamos al conservatorio ya teníamos un instrumento.
Entré en 2008 al Conservatorio Rodolfo Halffter de Móstoles con 8 años y estuve una década. Salí con 18.
¿Qué recuerdas de esa etapa?
En mi caso yo tuve siempre muy claro que lo que más me gustaba era el piano y que quería dedicarme a ello. Siempre, de alguna manera, lo he sabido.
En el Conservatorio Rodolfo Halffter han sido muchos años y una etapa muy especial. Allí me han enseñado música, pero también valores. Ha sido muy especial. Mantengo amistades de aquella etapa, profesores con los que luego he seguido manteniendo el contacto y que son como mis padres musicales. He crecido en el Conservatorio y llevo a esta gente en mi corazón.
Los primeros tres años es el grado elemental y aprendes lo básico. Aprendes a medir, escribir en partitura, algunas notas en instrumento. Luego ya haces la prueba de Grado Medio y eso ya es otra cosa. Ya empiezan a enseñarte a ser músico enseñándote armonía, análisis, fundamentos de composición, valores de interpretación, dominar el instrumento… El nivel del Conservatorio Rodolfo Halffter es tremendo. En pocos sitios hay tanto nivel y te das cuenta cuando sales a estudiar a la superior. El nivel de profesorado es buenísimo y además tienen la banda, la orquesta, la banda de jazz… He tenido muy buena formación.
¿Cuántas horas ibas?
Se va unos cuatro o cinco días por semana. Depende un poco el nivel, los ensayos, las asignaturas… En elemental vas dos o tres días. En cuanto a horas… depende también del día… Hay veces que vas tres horas o cuatro horas…. Pero hay también horas muertas y ratos libres. No va todo seguido.
¿Qué tiene para ti el piano que no tengan otros instrumentos?
Todos los instrumentos tienen algo especial. Pero el piano es un instrumento polifónico que significa que puedes tocar diferentes sonidos a la vez. Puedes hacer la armonía, la melodía, el bajo, el elemento percusivo… todas las voces. Esa comprensión y esa capacidad a mí me parece alucinante. Te da un conocimiento de la música muy completo.
Hace unos días hablábamos de que ganabas el X Concurso Internacional de piano Antón García Abril… Era tu segunda participación. Antes de llegar a los concursos… antes de salir del conservatorio ¿Qué concierto o actuación recuerdas con más cariño?
Pues fíjate a lo de los concursos yo empecé muy tarde. De niña no he ido yo a concursos. Fui a dos o tres nada más. Lo que sí hice muchos conciertos en aquellos años de Conservatorio. Y te digo que la presión es mayor. Para mí es mayor presión estar con 12 años con el piano acompañando al coro ante 700 personas que en un concurso. Tocábamos el Concierto de Navidad y el Concierto de Primavera. Con 12 fue la primera vez que toqué en el Teatro del Bosque.
A partir de ir al Conservatorio Superior de Madrid…. ¿Cómo ha evolucionado Laura como músico, como artista, como pianista?
Llegué con 18 años y allí dejas de ser un buen alumno de piano que toca las teclas correctamente y empiezas a convertirte en un artista que busca transmitir con la música.
Allí estudié con Elena Orobio y luego con mi actual maestro, un pianista cubano, Leonel Morales que ya me introdujo en el mundo de los concursos. Con él, el salto ha sido tremendo y por eso sigo con él. Fui con él al Concurso de Jóvenes Talentos Musicales de España y a raíz de eso me salieron giras de conciertos por Cataluña, en León, en Galicia, en Andalucía… El que más cariño guardo es cuando toque con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid. Uno de los mejores auditorios de España y con una de las mejores orquestas de España. Lo cierto es que en los últimos años he estado haciendo y deshaciendo la maleta muchas veces para dar conciertos por España.
¿Cuáles son tus piezas predilectas a la hora de tocar?
El repertorio es algo muy cambiante porque siempre tienes que probar nuevas piezas para seguir aprendiendo. Pero por ejemplo la obra ‘Kreisleriana’ de Robert Schuman y el ‘Concierto número 2 de Chopin. La primera la toque en el Concurso de Jóvenes Talentos Musicales de España y la segunda pieza con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.
¿Cómo te has ido cincelando como pianista en los últimos tiempos?
Siempre me ha definido la sensibilidad. Hay pianistas muy técnicos pero mi maestro me propone repertorios en los que puedo sacar mi sensibilidad. Lo primordial para mí es la emoción y la comunicación de sentimientos con el público. Me gusta pensar que tengo una intuición para trasladar emociones.
¿Lo de los videojuegos a nivel profesional como entra en tu vida?
Soy también compositora… me gusta improvisar, escribir música… Ahora estoy en un proceso de composición que también implica producción porque es una banda sonora. Tengo un “home studio” con mi teclado, tarjetas de sonido… Creo composiciones con librerías de sonido de orquesta…. Y estoy creando una banda sonora. Es un proyecto que surgió en 2019 para un videojuego que se llama Archaelund. Me permite compaginarlo como ser concertista porque me permite organizarme de forma muy libre. Cuando se lance el videojuego me moveré para buscar otro proyecto porque me gustaría compaginar ser concertista con otras cosas.
¿Qué aficiones tienes?
Pues he empezado con el gimnasio y me gusta mucho la verdad. Además, el deporte es muy importante para evitar problemas de espalda. Salgo a correr con mi hermano. Me gusta leer, el cine y jugar a videojuegos. A mi nadie me ganaba de pequeña a la Mario Kart y ahora le estoy dando mucho al Zelda.
¿Proyectos de futuro?
La vida del concertista es cambiante. Hay años muy saturados de conciertos y otros que te focalizas en el repertorio. Me voy en unas semanas a una localidad de Girona a dar un concierto a finales de julio. Quiero terminar el Máster y como trabajo final es un recital de una hora. Terminar con la banda sonora. El año que viene ya tengo varios concursos y estoy cerrando varios conciertos.
¿Cuál es el escenario en el que todavía no te has subido, pero en el que te querrías subir a dar un concierto?
Auditorio Nacional de Música. Es un sueño para cualquier pianista dar un concierto allí. A nivel internacional El Carnegie Hall.
Oye… ¿Y eso de vivir de la música es sencillo? ¿Está valorado?
Pregunta para mojarse (risas) La cuna de la música clásica está en Alemania o Austria. Es normal que en España no esté tan presente como en países centroeuropeos donde es más habitual y la ciudadanía lo tiene más presente. A nivel formativo en España hay muy buenos conservatorios, grandísimos maestros… Para formarte en España no va a faltar de nada en relación a otros países. A nivel de dar conciertos, público y demandas hay países que está mejor. En Centroeuropa hay más cultura musical porque casi todo el mundo se forma más o menos en un instrumento musical. En otros lugares más lejanos como China o Estados Unidos valoran muchísimo la profesión de músico en general y pianista en particular. Aquí, a veces, parece que te tienes que dedicar a otra cosa y esto es como una afición.
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