Adaptación del artículo en la edición de mostoleshoy.com. Orgulloso de Móstoles: Navidad de Circo
* Texto adaptado del cuarto número del periódico impreso de mostoleshoy.com, correspondiente a diciembre de 2025. Para leer el periódico completo, puedes hacerlo haciendo clic aquí.
Tenía 10 años, era Navidad y hacía un frío que se colaba por dentro de los guantes. Pero a mí me daba igual, porque aquel día iba a ir por primera vez al circo. A ese circo de verdad, con carpa gigante, focos y olor a serrín. Hasta entonces, mi único contacto con los payasos eran los de la tele: Gabi, Fofo, Miliki y Milikito. Pero esta vez era distinto. Esta vez estaban en la Plaza del Turia. En Móstoles.
La nieve lo cubría todo. Los camiones, las caravanas, las gradas… Hasta parecía que el circo había caído del cielo, como una postal mágica. La carpa, con sus rayas rojas y azules, se levantaba enorme entre los edificios. Nunca había visto algo tan grande, tan colorido en mitad del invierno.
Recuerdo caminar con mi madre de la mano, abrigado hasta las cejas, mientras mi padre intentaba encontrar dónde dejar el coche. El suelo crujía bajo los pies. El aire olía a castañas asadas y a ilusión. Por dentro, todo era luces, música y asombro. Vi elefantes. Vi trapecistas. Vi a un payaso que me miró y me guiñó un ojo. Y yo me lo creí todo.
Esa noche no dormí. Cerraba los ojos y me parecía seguir escuchando los redobles del tambor, los aplausos, las risas. Fue la primera vez que sentí que la magia existía de verdad. Y que, por una vez, había decidido quedarse a pasar las fiestas en Móstoles.
Pongamos que hablo de Móstoles. Pongamos que hablo de la Navidad en que todo fue posible bajo una carpa de colores.
*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o de las imágenes propias que aparecen en este artículo. Suscríbete gratis al
Canal de WhatsApp
Canal de Telegram
La actualidad de Móstoles en mostoleshoy.com











