El pívot mostoleño ha vivido un arranque de año de muchos cambios: nuevo equipo y convocado por la selección de Uruguay en la Copa América. Pablo Ibarra, del Parque Coimbra de Móstoles a la élite del fútbol sala nacional e internacional
En Móstoles siempre ha habido un cariño y un respeto reverencial por el fútbol sala. Sin duda es una de las ciudades que más mima los nuevos talentos y este deporte en la Comunidad de Madrid. Fruto de ello son grandes nombres del fútbol sala español que han salido de Móstoles: Paco Sedano, Borja Blanco o nuestro protagonista de hoy, Pablo Ibarra. Nacido hace 28 años en Parque Coimbra el jugador mostoleño ha vivido un final de 2023 y arranque de 2024 de muchos cambios. Primero fichando por el Wanapix y dejando Leganés. Con él hemos hablado de su carrera deportiva, sus inicios o su reciente incorporación a la Selección de Uruguay. Pablo Ibarra, de Parque Coimbra a la élite del fútbol sala nacional e internacional.
- ¿Cómo ha ido la incorporación a tu nuevo equipo el Wanapix? Es un equipo de la zona alta de la Segunda División que está peleando por un ascenso. Todo lo contrario que la situación deportiva de tu anterior Club, el Leganés.
Muy contento con el cambio. Venía de una situación muy difícil en Leganés donde había muchos problemas de todo tipo. Esto es un gran paso para mí, para poder luchar por otros objetivos, pelear por un ascenso a Primera División que es lo que más ilusión hace. Estoy muy motivado. No es lo mismo luchar arriba que abajo. Te exige esforzarte más en el día a día.
- No es fácil dejar la Comunidad de Madrid que es tu casa… Pero el cambio deportivo es mayúsculo. Son la cara y la cruz a nivel clasificatorio.
No estar en Madrid se nota. En Madrid tengo a mi familia, mis padres, mi novia… Al final es complicado. Pero aquí me han acogido muy bien. Zaragoza es una gran ciudad. El salto deportivo es tan grande que al final lo tienes que valorar.
Una estrella que empezó a brillar en Parque Coimbra
- La actualidad manda… Pero deberíamos empezar por de Móstoles… ¿De dónde?
Pues de Parque Coimbra. Frente al Xanadú. No soy del centro de la ciudad, pero si que mi vida ha estado en Móstoles y muchos de mis amigos son de Móstoles. Somos un ciudad fantástica y muy orgulloso de ser de Móstoles.
- ¿De Móstoles de siempre?
Soy hijo único. Mi madre vivía en Madrid y mi padre es uruguayo. Cuando empezaron a vivir juntos se mudaron a Parque Coimbra. Yo nací cuando se compraron la segunda vivienda en Parque Coimbra. Mis padres siempre han vivido en Parque Coimbra.
- La primera vez que fui a Parque Coimbra fue a una celebración en unos salones hace 25 años al menos. Si lo pienso con detenimiento Parque Coimbra ha cambiado mucho. Imagino que cuando se fueron a vivir allí tus padres… Sería casi como un pueblecito ¿no?
Imagino que irías a los salones La Torre. Son unos salones que llevan toda la vida en Parque Coimbra. El barrio siempre ha sido tranquilo. En aquella época no había gran cosa… Luego hicieron la parte del Zoco con pequeños negocios. El barrio ha mejorado, pero sigue siendo muy tranquilo. Cuando yo era pequeño no había parques en el barrio ahora sí tenemos zonas verdes.
- Los de Parque Coimbra además con esto de la lejanía del centro de Móstoles… Sois muy del barrio… Sentís mucho orgullo de ser de Parque Coimbra.
Sabes lo que pasa que el transporte público no ha sido el mejor nunca. Entonces muchas veces te quedas por el barrio y haces mucha piña en el barrio. Somos de Móstoles, pero somos como un pequeño pueblo dentro de Móstoles. Somos unos 15.000 en el barrio y te hace ser muy cercano con la gente del barrio, es como más íntimo… Somos muy del barrio. Fíjate que el Xanadú es un gran centro comercial, espectacular, de los mejores de España y vamos mucho pero el barrio sigue siendo tranquilo. Los de Parque Coimbra nos sentimos muy del barrio y somos muy cercanos entre nosotros.
Pablo Ibarra, de Parque Coimbra a la élite del fútbol sala nacional e internacional
- ¿Cuándo empiezas en el fútbol sala? ¿Te pasaste del fútbol al fútbol sala?
Pues empecé directamente con el fútbol sala y desde pequeño. Yo iba al cole en Alcorcón, al Alcor, pero ya en prebenjamín me fichó el Móstoles y ya estuve en el Móstoles hasta infantil de segundo año. Mucho tiempo. Luego cambié de equipo a otro proyecto. En Móstoles es fútbol sala es un deporte mítico. Fíjate la primera vuelta del equipo esta temporada en Segunda B, sales muy buenos jugadores, se trabaja mucho la cantera….
- Lo cierto es que Móstoles y el fútbol sala viven un idilio permanente. Ahí está el equipo femenino, Paco Sedano, tú, las etapas anteriores del primer equipo masculino… Se cuida mucho este deporte y tiene mucho peso en la ciudad.
Hace años había patrocinadores potentes, equipazos…. El ambiente que se vivía en Móstoles cuando yo era pequeño e iba a ver al primer equipo lo he visto en pocos sitios. De pequeño lo mejor del fin de semana era ver al equipo de fútbol sala en Móstoles… En el pabellón de El Soto. Ese era de los mejores pabellones que había en España. Yo entrenaba en las pistas de fuera… luego ya empezaron con las obras.
Profesionalismo sí, pero estudios también
- Dejas Móstoles y vas a Rivas y Boadilla
Así es… el entrenador de Rivas era seleccionar madrileño, me conocía y me lo ofreció y me fui con él. En Rivas seguí mejorando y en Boadilla que te voy a decir… gané los tres años el Campeonato de Madrid, fuimos a campeonatos de España, fui campeón de España con la selección de Madrid, convocado con la española…
- El gran salto al profesionalismo te llega con Sota Navarra
En juvenil destacaba, hacía goles… estaba tranquilo porque tenía la impresión de que la oportunidad me podía llegar. Cuando era juvenil de segundo año me hicieron una oferta, pero la rechacé. Iba a empezar mi primer año en la universidad y quería hacer el primer año en Madrid. Creía que era importante. Con 19 años me volvió la oferta y ahí no lo dudé. El sueño de aquel niño de Móstoles se iba a cumplir.
- ¿En qué momento el chip te cambia y consideras que puedes llegar al profesionalismo? En todos los deportes pasa con 14, 15, 16 años… que tienes la calidad y te sacrificas o decides que no te apetecen los sacrificios que exige cualquier deporte profesional.
Es verdad que no era algo que tuviera en mente como una obsesión. Para mí el fútbol sala iba detrás de mis estudios, de prepararme para un trabajo. La vida del deportista es corta y el fútbol sala no está a niveles del fútbol 11 que te permite vivir de las rentas. Pero en juveniles sí que ves tu progresión y lo que haces a nivel individual y colectivo y ves la opción de que puedes llegar. Pero sin que me generará ansiedad. Ahí cogí un representante, pero veía todo ese mundo todavía raro o lejano. Al final entrenas, aprendes, juegas…. Luchas por ello, pero sin dejar los estudios de lado.
Mira yo volví a Rivas desde Sota porque tenía problemas con algunas convalidaciones de asignaturas y demás y quería hacerlo bien en la universidad. Yo hice Administración y Dirección de Empresas y luego hice un Máster de Alta Dirección.
- Desde el primer momento has reflexionado sobre lo difícil que es llegar… y que cuando el deporte se acaba quedan otros 30 años de vida profesional en la que se tiene que trabajar para vivir. Quizá solamente el fútbol once en su máxima categoría te permita vivir de las rentas.
Yo lo he vivido en Leganés. Quizá en Leganés no se daban las mejores condiciones para entrenar. Pero yo este año he estado trabajando y jugando. Compaginar ambas cosas te pone más difícil dar tu máximo rendimiento. Pero es verdad que antes o después tienes que dar un salto al mercado laboral y trabajar de otra cosa. Eso lo tengo claro desde siempre. Mientras pueda espero seguir viviendo de mi deporte, pero en un futuro no muy lejano tocará trabajar de otra cosa. Hay que tener los pies en la tierra.
Una carrera llena de grandes momentos
- Has pasado por Móstoles, por Rivas, por Sota, por Antequera, Viña Albali, Benevente, Leganés… Ahora en el Wanapix. En lo deportivo ¿cuáles son tus dos o tres mejores recuerdos?
Pues el debut en Primera División con Sota que además metí dos goles… Lo tengo muy guardado… Fue una alegría inmensa. Es cumplir el sueño y fue espectacular.
La Copa de España cuando llegamos a la final con Viña Albali. La gente como nos apoyó, el ambiente…. Era una afición increíble.
El tercero te diría la clasificación para el playoff de ascenso con Benavente.
- El deporte profesional exige muchos sacrificios de tiempo, de compaginar con los estudios, de estar con amigos, de ocio… No es fácil. Para llegar a los focos y al profesionalismo hay mucho sacrificio. ¿Qué te ha aportado el fútbol sala en la vida?
Pues lo primero la satisfacción personal de dedicarte a algo que era mi hobby, mi afición. Si eres feliz haciendo un deporte y te puedes dedicar a ello… Pues imagínate. Fíjate toda la gente que por desgracia no está bien en su trabajo o no le gusta. Para mí es un privilegio.
Luego me ha aportado personas especiales que van a estar conmigo toda la vida. Algunos de mis mejores amigos vienen del fútbol sala.
Me ha hecho vivir experiencias y ciudades nuevas donde he vivido como Pamplona en su momento o ahora Zaragoza.
Más allá del balón
- El objetivo esta temporada es pelear por el ascenso… Pero más adelante cuando lo del balón se acabe… ¿Tienes organizado lo que quiere?
Más o menos. Mira he trabajo de contable y no me gusta mucho. Así lo de la contabilidad lo dejamos. Me gusta mucho el ámbito comercial y del marketing. También soy un apasionado de la nutrición y quiero estudiar algo de esto. De momento este año todo está centrado en conseguir el ascenso.
- Has estado en la selección madrileña, la española… ¿Lo de la uruguaya cómo llega?
Mi padre es uruguayo y un día me dice que un señor le ha escrito diciéndole que quiere que yo juegue con Uruguay. Cuando busco para saber quién es… Es el seleccionador de Uruguay. Mis primos viven allí y yo he viajado allí en varias ocasiones. Me dan la oportunidad de jugar con ellos y representar al país de mi padre. Lo hablé con mi familia. Era una gran oportunidad y fui para allá. Me saqué el pasaporte uruguayo y he competido en la Copa América. (Uruguay alcanzó la quinta plaza)
- ¿Cómo te acogieron?
Me acogieron espectacular. En países tan pequeños la gente es muy muy cercana. Se portaron muy bien conmigo. El nivel deportivo es muy bueno. Cuidan al jugador, la gente es muy profesional, hay mucho nivel.
- Para ti el final de 2023 y el arranque de 2024 ha sido de muchos cambios. ¿Cómo lo vives? Porque el deportista necesita equilibrio, tranquilidad mental y no sé si es fácil tanto cambio (nuevo equipo, nueva ciudad, convocatoria con Uruguay) desde el aspecto psicológico.
Es verdad que tanto cambio te produce un estrés que no es óptimo. Pero la situación que yo estaba viviendo en Leganés me producía mucho estrés y mucha ansiedad. No se estaban portando nada bien. Por mi parte el cambio es obligado. Esos días son jornadas de llamadas, mensajes, estrés, dormir y comer mal, idas y venidas… Pero ahora ya establecido estoy muchísimo más feliz de lo que estaba. Tengo que cuidarme más por los viajes a Uruguay.
- ¿Qué les dirías a los jóvenes de Villafontana para que esa ilusión por el fútbol sala se mantenga?
Disfrutar de lo que haces. Cada vez se mete más presión a los peques para llegar. Creo que si haces las cosas bien las cosas llegan. Yo creo que lo más importante es disfrutar. Para mí es la clave, disfrutar de un deporte tan bonito como este. No tener esa presión por parte de nadie, ni de padres ni de nadie. Y tener muy claro que hay más cosas además del fútbol. Porque puedes ser el mejor pero una lesión te puede truncar la carrera. Así que disfrutar y estudiar.
- ¿Los entrenadores te influyen mucho? ¿Has tenido relaciones especiales con algún entrenador?
Sí que influyen. Es como la vida real. He tenido entrenador con los que he tenido mucho feelling y otros con los que he tenido una relación más profesional. Con muchos de ellos sigo hablando. Nunca he salido mal con ningún entrenador. Soy muy competitivo y a veces me enfado. Pero siempre bien. Con David Ramos por ejemplo he discutido mucho en entrenos y ha sido un entrenador que me ha enseñado mucho y ha sacado mucho de mí. O mi entrenador de Benavente, Chema Sánchez, con él aprendí mucho también. Los entrenadores siempre marcan.
Pablo Ibarra, de Parque Coimbra a la élite del fútbol sala nacional e internacional.
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