Reflexiones sobre la historia en la que un pequeño municipio madrileño se enfrentó a la Francia napoleónica. ¿Quién anda ahí? Móstoles: 1808
Todas las ciudades tienen Historia, todas comenzaron siendo una agrupación de personas en un lugar fértil, una pequeña aldea creciendo con la llegada de nuevas familias y tejiendo su Historia con acontecimientos memorables como la firma del bando que promovió el levantamiento contra los franceses el dos de mayo de 1808, dando lugar a la Guerra de la Independencia. Como es bien sabido, lo firmaron los alcaldes de Móstoles Andrés Torrejón y Simón Hernández a raíz de los primeros levantamientos del pueblo en Madrid. Móstoles, cuyo origen se remonta a la época romana, celebra este suceso cada dos de mayo y, sin duda, son las fiestas más señaladas del año en la ciudad, habiendo sido declaradas de Interés Turístico Nacional. Este año, el preludio de las fiestas nos citó con esta parte de la Historia de Móstoles, acogiendo la exposición fotográfica «Aquel Móstoles de hace un siglo» y la conferencia «El dos de mayo de 1808. Una mirada histórica» en el Museo de la Ciudad. La conferencia fue impartida por el investigador histórico y escritor Jesús Fuentes y la exposición fotográfica, que permanecerá hasta el catorce de junio, recoge material audiovisual que la asociación Amigos de la Historia de Móstoles (AHIMOS) ha obtenido de recursos de dominio público, así como de sus propios fondos. Con este preámbulo, no tardaron en comenzar las fiestas más esperadas del año en la villa con actos como la Noche en el Museo y en la casa de Andrés Torrejón, visitas teatralizadas nocturnas a cargo de la asociación teatral Carpe Diem, y la conferencia «Guerra de la Independencia» impartida por la Asociación de Veteranos de Infantería de Marina Española (VETIME), entre otras Jornadas y conferencias que, en mi opinión, me parecen vitales en una celebración histórica de esencial importancia en la Historia de nuestra ciudad y, no olvidemos, de nuestro país. La fiestas han traído también el célebre mercado Goyesco, que mejora cada año, y al que —apunto mejora— podrían sumársele más actuaciones musicales tradicionales de la época y actuaciones teatralizadas que amenicen el mercado y nos trasladen por momentos a aquellos tiempos. Las tardes de mercado se prestan a ello y la vida en el mismo incrementaría de alegría las pulsaciones.
El tradicional Desfile Goyesco con gigantes y cabezudos hizo de nuestras delicias y fue un momento espectacular en estos días tan señalados. Y aún caben sumar las escenas costumbristas (la representación de los hechos históricos acaecidos en aquel mayo de 1808 por medio de escenas cotidianas, a cargo de la Escuela de Actores de Móstoles y el grupo de jotas Dos de Mayo), la imposición de Coronas de Laurel, el Concurso de Carrozas y los conciertos vespertinos, entre los que ha sobresalido el de Seguridad Social, el mítico grupo de los ochenta que aún sigue dando caña y emocionándonos con sus letras y sus emblemáticas canciones.
Si hablamos de corazón, el de Móstoles palpita sano y con mucha vida. Son estos momentos notables y carismáticos los que muestran la pasión de una ciudad, y los que hablan de un gobierno poniendo atención en los asuntos culturales importantes de la ciudadanía así como del compromiso social e histórico de la ciudad. Al hablar de gobierno, hablo del consistorio, no de unos ni de otros; hablo de la ciudad y de lo que se espera de ella. Móstoles es una de las ciudades más importantes de la Comunidad de Madrid y también ocupa un lugar específico en la Historia de España. Se espera una actividad cultural de cierto nivel y una celebración imponente de fiestas históricas. Creo que estamos en el buen camino. La ciudad parecía dormitar años atrás en algunos aspectos, haber dejado caer en el olvido otros y llevar a cabo con cierta desidia o interés mínimo sus compromisos sociales e históricos. Lo he comentado en alguna ocasión, he hablado sobre los latidos de la ciudad y sobre su presencia en la Comunidad. No es el lugar de las célebres empanadillas de Martes y Trece, es el lugar donde han acontecido hechos históricos de relevancia, la villa que acogió a miles de personas en los años setenta, es el lugar en el que está desarrollándose un importante tejido industrial y empresarial, el municipio donde el Turismo tiene una relevancia creciente que requiere una atención considerada, y es un pueblo de rica cultura que cuidar y mantener. Ya no somos una sencilla agrupación de familias, somos una villa, una gran ciudad destacada en el mapa, y parece que vamos recuperando el pulso que nos corresponde, incluso más allá de las fiestas y celebraciones. Una gran ciudad con un corazón sano y fuerte.
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