Iniciativas del municipio para fomentar la lectura y la conexión emocional a través de las palabras. ¿Quién anda ahí? Móstoles: Libros

Se ha celebrado el Día Internacional del Libro el pasado miércoles veintitrés. Un día que debería multiplicarse, dada la importancia de la lectura en el desarrollo intelectual y emocional del ser humano. El Hospital Universitario Rey Juan Carlos I, en colaboración con la Biblioteca municipal Almudena Grandes, ha llevado a cabo el proyecto Recentando lecturas, repartiendo fragmentos de textos variados a los pacientes encamados, así como en el Hospital de Día, en consultas y en Urgencias, con el objetivo de promover la lectura en un día tan señalado para el libro y la cultura. Pienso que es agradable recibir un sobre en la bandeja del desayuno y comenzar el día con un fragmento literario que puede ayudar a más de una persona, pues las letras siempre son leídas más allá de su destinatario. Imagina leer este fragmento de Caperucita en Manhattan al abrir el sobre: «Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen o nos engañen, no contestar ni que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien como hacía el pato Donald… Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar… y vivir es reírse». Carmen Martín Gaite es una de las autoras escogidas, conmemorando el centenario de su nacimiento, acompañando a otros autores clásicos y contemporáneos, anónimos y conocidos.

La definición de la literatura como el arte de sugerir siempre me agradó y ha sido uno de los cimientos en los que he sustentado mi escritura. Deberíamos hacer locuras como escribir textos sugerentes, bien elaborados, meterlos en sobres y distribuirlos en buzones. Imagina a una persona llegando a casa tras un día de trabajo y encontrar el sobre en el buzón. Abrirlo y leer un pasaje que, por algún motivo, conecta con una parte de su ser, transmitiendo un mensaje oculto, una sensación, una pequeña luz en la oscuridad, tal que un faro en medio de una noche tormentosa, o encontrar, llanamente, unas líneas reconfortantes por su calidad narrativa y su significado. Leer es escuchar la propia voz interior, darle vida y permitirla narrar un acontecimiento que nos estimula y nos permite sentir hervir la sangre.

Este día habla de los lectores en la intimidad y de los lectores públicos, los que declaman un texto con iniciativas como la Lectura continuada del Quijote llevada a cabo por el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en la que he tenido el placer de participar este año, en su XXIX edición. Móstoles tenía prevista una actividad de lectura en el Museo de la Ciudad y la tertulia de la Rosca de San Marcos, pero se han visto desgraciadamente canceladas por los días de luto declarados por el fallecimiento del Papa Francisco. No pensamos que la religión interfiera en la cultura del saber y el conocimiento una vez más, sólo lamentamos que propuestas tan enriquecedoras como estas se hayan visto canceladas de una manera fulminante, sin la menor oportunidad de poder llevarse a cabo en los días siguientes al luto.

Ya he mencionado en alguna ocasión lo atractiva que resulta la idea de leer para otros, para los que escuchan y lo hacen deleitándose en el acto. Un hábito, el de leer para otros, que desearía más arraigado en nuestra cultura hasta florecer en una hermosa tradición. Los libros hablan de eso: de escuchar y de hablar, de leer y de escribir, de transmitir, de llegar al otro y de abrirnos a que lleguen a nosotros, de reflexión y de inspiración. Este es el paso evolutivo más importante del Hombre: poder expresar, poder escuchar… la comunicación, al fin y al cabo. Sin embargo, parece, en ocasiones, que nos comunicamos peor, si llegamos a hacerlo, cuanto más se refina y sofistica la comunicación. ¿Quieres una propuesta? Escribe una carta, copia el pasaje de un libro, utiliza papel, escribe a mano, y házselo llegar a alguien. Ofrenda con ese acto bondadoso. Lee y promueve que otros lean, recomienda y regala libros, acude a las bibliotecas y librerías, respira literatura y sumérgete en las líneas de un buen libro. ¿Recuerdas aquella costumbre? Escoger un libro al azar de tu biblioteca o uno que te atraiga en ese momento por cualquier motivo (por una mera sensación también se permite), ábrelo por cualquier página y comienza a leer donde primero caiga la vista. Yo acabo de escoger mi lectura actual, La asombrosa tienda de la señora Yeom, de Kim Ho-Yeon; permite que lea en voz alta la parte que llama mi atención de un diálogo entre dos personajes: «Descansa. La maestra Park Kyung-ri solía decir que incluso deambular y no hacer nada es parte del proceso de escritura, así que no hay que molestar a los escritores ni siquiera entonces. Hasta Jung se tomaba su tiempo antes de pensar en una obra. Escribir sin pensar es solo teclear, no escribir».

Creo con honestidad que leer con calma, sin condicionantes, receptivo al texto, nos hace mejores personas, nos equilibra y nos permite contemplar el mundo con perspectiva y comprensión. Móstoles, por fortuna, dispone de buenas bibliotecas mantenidas por personas con vocación de cultura, con ánimo de promover y de llegar a los demás. Acércate y escucha, lee con atención y forma parte. Podrás ver y verte con otros ojos, y maravillarte, y el mundo crecerá ante ellos.

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