Gracias a un estudio publicado en la revista científica Age and Aging. El Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles lidera la recuperación tras una fractura de cadera.
La incidencia de la fractura de cadera se sitúa en siete casos por cada 1.000 habitantes mayores de 65 años en España según la Sociedad Española de Medicina Interna. Son decenas de miles de fracturas de cadera cada año en nuestro país. Este tipo de lesiones representa una de las principales causas de discapacidad y dependencia en la población anciana, con un impacto significativo en su calidad de vida y en los sistemas de salud, y la pérdida de movilidad derivada de ellas puede conllevar complicaciones graves, como el deterioro funcional acelerado. El Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles lidera la recuperación tras una fractura de cadera. Gracias a un estudio que identifica los principales factores que influyen en la recuperación de la marcha tras una fractura de cadera en pacientes geriátricos, y destaca el impacto positivo de la implementación de estrategias específicas de rehabilitación y atención geriátrica y el enfoque multidisciplinar en unidades ortogeriátricas para mejorar los resultados funcionales y la calidad de vida.
Dos tipos de factores
El Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos ha alcanzado un importante reconocimiento internacional con la publicación de su estudio «Predictive factors of gait recovery after hip fracture: a scoping review» en Age and Aging, una de las revistas de mayor impacto en el ámbito de la geriatría. El estudio liderado por el hospital mostoleño ha identificado dos grupos principales de factores que influyen en la recuperación de la marcha: los no modificables, intrínsecos al paciente; y los modificables, sobre los que es posible intervenir para mejorar los resultados.
Entre los primeros, se encuentran la edad avanzada, la dependencia previa, la polifarmacia, el estado nutricional deficiente y la presencia de múltiples comorbilidades, especialmente la demencia. Estos pacientes más frágiles tienen mayores dificultades para recuperar la marcha, lo que hace imprescindible adaptar la atención sanitaria a sus necesidades específicas en lugar de ajustarlos a modelos rígidos de atención. Por otro lado, existen factores modificables con evidencia sólida de mejorar la recuperación, como la aplicación de programas de rehabilitación intensivos, la realización de ejercicio físico -especialmente el ejercicio de fuerza-, una intervención quirúrgica cuidadosa que garantice la estabilidad de la fractura y el manejo en unidades multidisciplinares de Ortogeriatría. Estas minimizan el riesgo de complicaciones, facilitan la comunicación entre los profesionales implicados y optimizan la recuperación funcional. «Cuanto antes se trabaje la movilidad del paciente, mayores serán sus probabilidades de volver a caminar», explicaba la Dra. Cristina González de Villaumbrosia, jefa del Servicio de Geriatría del Rey Juan Carlos y una de las principales autoras del estudio. Además, se ha identificado que el miedo a caerse es el principal factor psicológico que influye negativamente en la recuperación de la marcha, lo que subraya la importancia de un enfoque integral en la rehabilitación.
Este estudio supone un avance significativo en la comprensión de los factores que determinan la recuperación de la movilidad tras una fractura de cadera. Sus conclusiones respaldan la necesidad de implementar estrategias específicas de rehabilitación y atención geriátrica. El estudio también subraya el papel fundamental de las unidades ortogeriátricas especializadas en la recuperación de los pacientes con fractura de cadera.
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