La campaña de control se prolongará hasta enero de 2022. Móstoles planta cara a la oruga procesionaria.
Las orugas procesionarias están extendiéndose gracias al aumento de las temperaturas durante el otoño y el invierno, lo que está provocando la modificación de las fases de su ciclo biológico. El peligro de esta especie reside en su particular y curioso mecanismo defensivo. Cada oruga posee carca de 500.000 tricomas o finos pelos, que actúan como dardos. Las reacciones más habituales que producen en las personas son dermatitis, lesiones oculares, fuertes reacciones alérgicas, urticarias, sarpullidos, erupciones e incluso, problemas respiratorios. En los perros el contacto con la procesionaria puede producir daños en la boca y el hocico, tan graves que pueden llegar a generar necrosis. Móstoles planta cara a la oruga procesionaria. En la ciudad se van a tratar a más de 2.900 ejemplares de pino y cedro, su hábitat natural.
Pinos y cedros
El tratamiento que están llevando a cabo se realiza principalmente mediante endoterapia, una técnica que consiste en el inyectado de los productos insecticidas directamente a los pinos y cedros, de manera que afecta solo a los insectos que parasitan a estos árboles y no al resto de la fauna, ni a la población ni a las mascotas.
En el caso de grandes masas uniformes de pino el tratamiento se combina con fumigaciones localizadas mediante pulverización. En Móstoles, la fumigación masiva se llevará a cabo próximamente en el parque Finca Liana. Durante la actuación, el recinto permanecerá cerrado al público. La procesionaria debilita los árboles a los que afecta al alimentarse de los brotes más tiernos. Además desde el Consistorio se ofrece asesoramiento a las comunidades de vecinos y urbanizaciones que lo requieran para evitar la proliferación de este insecto.
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