Nueva columna semanal, en este caso entorno al trabajo una de las asociaciones del municipio. ¿Quién anda ahí? Móstoles: ADISFIM, La Labor
Comprendo que sea difícil observar los hormigueros y ver trabajar a las hormigas, yendo de un lado a otro. Nos llamaban la atención desde que comenzamos a jugar en el parque y en el patio del colegio, más tarde. Algunos las pisaban y destruían los hormigueros, y otros las observaban y procuraban no pisar ninguna por la calle. Podía haber peleas en el recreo entre unos y otros. Ver siquiera un hormiguero es algo fortuito hoy en día. Todo son aceras, cemento y alquitrán. Hay que poner conciencia y esforzarse en localizarlos, y se necesita voluntad para observar y admirarlas de nuevo. Ocurre algo similar con las personas discapacitadas, el ruido y la furia nos impiden considerarlas y tomar conciencia de su existencia y de sus necesidades, si bien, y por fortuna, han cobrado relevancia en las últimas décadas, constituyéndose en un colectivo de relevancia.
ADISFIM, la Asociación de Discapacitados Físicos de Móstoles, nació, como detallan en su presentación, el tres de Octubre de 1987, fruto de la inquietud y la necesidad de un grupo de familias de Móstoles con discapacidad física a consecuencia de diferentes tipologías de enfermedades o lesiones. Fue declarada de Utilidad Pública por el Ayuntamiento de Móstoles en 1998 y declarada de Utilidad Pública Nacional por el Ministerio de Interior en 2009. Acaban de hacer treinta y siete años y su crecimiento continúa siendo exponencial. Son cerca de doscientos cincuenta socios y tienen una plantilla de veinte trabajadores, lo que les permite atender a más personas, bien derivadas por los centros de salud y hospitalarios, bien por conocimiento a través de redes sociales y conocidos. En la actualidad, atienden a alrededor de ciento treinta pacientes.
ADISFIM tiene un ámbito local circunscrito a Móstoles, es una asociación que ha arraigado y cobra mayor presencia cada día como seña de identidad de nuestra ciudad. Se encuentra asociada a FAMMA (Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid) y mantiene como objetivo primordial facilitar la vida, física y emocionalmente, a las personas con discapacidad. La autonomía personal, que la persona pueda elegir su vida, se encuentra en la mente de sus tratamientos, que ya han mejorado la vida de muchas. Potenciar la capacidad de los discapacitados es un lema. Sus tratamientos y la labor que realizan como asociación, impartiendo talleres, realizando salidas culturales fuera del municipio, impartiendo charlas en colegios y muy pronto en institutos, formando parte de los Consejos Social, de Economía y de Movilidad y Accesibilidad del Ayuntamiento, y formándose en diversas materias relacionadas con el contexto y las implicaciones de la discapacidad a través de charlas impartidas por entidades como el Hospital Rey Juan Carlos I.
Algunas de sus preocupaciones son las barreras arquitectónicas. Ha llegado un momento en que las terrazas de los bares, los carriles bici y otra serie de obstáculos en las calles impiden la normal circulación de los viandantes. Podemos imaginar cómo será sortear esos impedimentos para una persona con discapacidad que ha de moverse en silla de ruedas. Se ha avanzado mucho con el rebaje de las aceras, pero aún queda mucho por hacer en los comercios y edificios públicos como las notarías, por ejemplo. Existe una ley de 2017 estableciendo que todos los bienes y servicios han de estar adaptados, algo que se incumple de manera generalizada en la práctica. El motivo principal de este incumplimiento quizá sea la falta de vigilancia. Es decir, puede ser necesario hacer cumplir la ley y multar su incumplimiento. Se construye y se reforma sin considerar a todos los ciudadanos, sin excepción, lo que produce una gravosa discriminación.
El empleo es otra de las grandes asignaturas pendientes, una de esas asignaturas imprescindibles para pasar de curso. En palabras del presidente de ADISFIM, Juan Carlos Arias Bejarano, con quien pude mantener una interesante y amena charla, «el empleo para personas con discapacidad es un empleo muy precario, y hay mucho talento oculto. Hay mucha gente con mucho talento oculto a la que no se le da visibilidad. (…) El empresario no sabe una cosa: nuestra mochila va llena, va llena de sufrimiento, de horas de mucho dolor, de un cambio de vida… Nosotros empatizamos muchísimo con el resto de las personas, nosotros hacemos grupo, nosotros nos adaptamos a horarios, no somos los clásicos “ficho a las ocho, me voy a las tres, ficho a las tres”. Tenemos mucho detrás, mucho vivido. Para nosotros, cada oportunidad de empleo es un progresión enorme, es darnos un plus más de vida, porque el trabajo da vida».
ADISFIM se dedica, principalmente, a enfermedades neurológicas como el ictus, atendiendo, asimismo, un amplio espectro de disfuncionalidades físicas y psicológicas causadas por diversas enfermedades y accidentes. Su centro de neurorrehabilitación abarca áreas como la fisioterapia, la psicología y neuropsicología, la logopedia, la terapia ocupacional, el trabajo social y el transporte adaptado.
El ictus afecta a más población cada día y ésta comienza a ser más joven. Quizá la causa más reconocible sea el estilo de vida que llevamos, pero lo cierto es que afecta gravemente a distintas funciones corporales, físicas y mentales, y que puede adquirir una gravedad de consideración. Las personas que sufren las severas consecuencias de un ictus y de enfermedades neurológicas o accidentes con graves consecuencias, requieren una atención humana y profesional de la que ADISFIM es muy consciente y con la que se encuentra firmemente comprometida.
Hay catorce mil discapacitados en Móstoles, cerca de un siete por ciento de la población, y estamos muy alejados de la flexibilidad universal. Soy consciente de la complejidad y los costes económicos que conlleva adaptar una ciudad a las necesidades colectivas. Sin duda, se han realizado grandes avances y la clase política, conocedores de la existencia de este colectivo (catorce mil personas más familiares, amigos y personas afines) y de sus demandas, se encuentran más sensibilizados, atienden con mayor interés cada día estas necesidades y dan voz a asociaciones como ADISFIM, que realiza una labor humana y profesional francamente impresionante. Dentro de unos meses, ampliará su centro para dar mayor y mejor cobertura a sus servicios y atender con mayor eficacia a sus pacientes. Esta ampliación, un proyecto de considerable envergadura, será posible gracias al esfuerzo de los socios, a la colaboración de entidades como Mapfre, Domusvi, Henkel, Fundación Once, PRIM y Obra Social La Caixa, entre otros, y a las ayudas y subvenciones de la Comunidad de Madrid, y generará puestos de trabajo local. ADISFIM es parte identitaria y comprometida de Móstoles. Sus trabajadores viven en la ciudad por tres motivos fundamentales: dar una respuesta rápida ante urgencias disminuyendo el tiempo de desplazamiento al centro, facilitarles calidad de vida para que desempeñen su trabajo con comodidad y contribuir al crecimiento y fortalecimiento de la ciudad generando empleo local.
Hay muchas fuerzas que no lo hacen fácil, pero la discapacidad comienza a tener un hueco y es necesario que pongamos nuestra atención y dedicación en hacer que este hueco deje de serlo para transformarse en una parte más de una sociedad más abierta y considerada. Citando a Juan Carlos, presidente de la Asociación, «no queremos nada, simplemente queremos ser unos ciudadanos más». Poder asistir al teatro, aunque sea al fondo (como en el Teatro del Bosque) o en primera fila (en el teatro del C.C. Villa de Móstoles), es un logro, pero no podemos conformarnos con eso. Lo mejor ha de estar por llegar y, al igual que ADISFIM, debemos encontrarnos, como pueblo y como sociedad, en la actitud de facilitar los logros de inclusión verdadera. A veces, lo importante es tener camino por delante y empeño en recorrerlo. Cabe aplicarnos, como ciudad, el compromiso y la filosofía de ADISFIM, resumida en las palabras de su presidente, que bien podrían ser las palabras honestas de un alcalde de Móstoles hablando de su ciudad con el corazón en la mano: «Aquí no hay nombres propios. Yo soy presidente, sí, soy el representante legal de la entidad, pero yo me llamo ADISFIM. Yo tengo puesto en mi frente ADISFIM. Aquí, ganamos todos. Aquí quien gana es ADISFIM y quien pierde es ADISFIM. Y, si gana ADISFIM, es el trabajo de todos. Yo soy uno más».
Hagamos nuestra esta filosofía y aportemos nuestro granito de arena. Os invito a conocer la Asociación y a las personas que la dotan de corazón y de vida. Seamos uno más.
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