Nueva columna semanal sobre la magia que irradia estos días el municipio. ¿Quién anda ahí? Móstoles: Magia Blanca
Se habla mucho del lienzo en blanco y del nuevo capítulo del libro, pero solo son imágenes que nos ayudan a recomenzar, a hacer borrón y cuenta nueva. Borrón no, que la profe se enfada y la cuenta nueva es una utopía pues solo nacemos una vez. Quizá sea como acabar un cuaderno y comenzar otro, con las páginas numeradas para asegurar que no arrancamos ninguna hoja, dejando en blanco la primera y estrenando el cuaderno en la segunda, con buena letra y dejando el margen de uno con cinco a la izquierda y de uno a la derecha. Así prosigue Móstoles con los festejos y celebraciones de estas fechas, comenzando a relatar, en el cuaderno nuevo, la vivencia extraordinaria de visitar el Campamento Real Inmersivo de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente, situado en el Parque Cuartel Huerta, uno de los lugares emblemáticos de nuestra ciudad, antiguo cuartel militar en cuyas inmediaciones han actuado artistas de la talla de Joan Manuel Serrat, Rosendo, Barón Rojo, Luis Eduardo Aute y un largo etcétera que —recordaréis bien la mayoría— hicieron vibrar nuestra juventud de manera tal que, aún hoy, al recordarlo, nuestro corazón se emociona como si lo reviviésemos. Hoy acudimos con los hijos y la familia, y nos impresiona la magia que despliega la ambientación apenas introducir un pie en el paseo de los visitantes. La música oriental inciensa toda la plaza y nos sumerge en un mundo propio de las Mil y una noches, rodeando el lago del parque, decorado con palmeras y ornamentos luminosos, y, en su centro, la excelsa estrella que ha guiado a los Reyes, desde tierras remotas hasta nuestra villa de Móstoles, durante jornadas inagotables.
El paseo de los visitantes se encuentra hermosamente decorado con toda clase de detalles: desde animales propios de la época y el primigenio e improvisado lar de Belén hasta personajes de diferentes profesiones atendiendo sus puestos temáticos. La paja cubre el suelo y los niños disfrutan inmergiendo en un lugar de fantasía y tradición, donde la nieve cae a mitad de trayecto para su disfrute. Tras esta aventura por los ecos populares de Oriente, encontramos las esplendorosas jaimas reales así tomamos la cerrada curva que nos lleva a ellas. Asistidos por un gran séquito y tras reposar de su largo viaje, SS.MM. los Reyes Magos de Oriente reciben en persona a los niños, que ansían emocionados ese encuentro, pues podrán hablar con ellos, conocerlos y entregarles en mano su carta de deseos. ¿Cuántas ocasiones tenemos de vivir ese momento único y mágico en nuestra vida?
Móstoles, sin duda, no solo ha realizado un gran esfuerzo, sino que ha obrado magia en las celebraciones de este año. El mejor indicador es gozar en primera persona de la excitación de los pequeños, de su emoción y de su rostro de satisfacción colmado de emociones que lo maravillan. Vivir la alegría y el entusiasmo de los niños nos mueve a sonreír de espíritu y, no hay lugar a dudas, es una sensación y una experiencia compartidas por los adultos, que recuperamos nuestra inocencia y nuestro candor durante momentos que solo pueden describirse como mágicos. Magia es la habilidad para realizar cosas extraordinarias. Acontecen sucesos insólitos como la aparición de una fantástica ciudad navideña en Finca Liana o la iluminación extraordinaria de la Galería de Navidad, junto al Ayuntamiento, y la instalación del Campamento Real en el Parque Cuartel Huerta, y son sucesos mágicos. Los habitantes de Móstoles y sus visitantes foráneos solo gozan de cada maravilla acaecida en la villa esta temporada que, estoy seguro, ha marcado un hito en las futuras celebraciones locales del resto de municipios de la Comunidad y —arriesgo a aventurar— de otras Comunidades. El tiempo nos hablará sobre esta variación en el modo de celebrar estas festividades en adelante.
He recorrido las calles, las principales arterias de la ciudad, los puntos emblemáticos de estas fiestas, como el mercado navideño, el Navipark, la Galería de Navidad o el Campamento Real y he respirado un aire que hacía décadas que no respiraba: he respirado tradición, he respirado tiempo de familia, armonía, paz… he respirado Navidad verdadera, no una celebración comercial sino una celebración navideña como antaño, con ilusión, alegría y felicidad. El olor a castañas, el frío, las familias recorriendo las calles y viviendo emocionados toda la magia, los rostros relajados y las sonrisas en los semblantes, hacen agradables los paseos evocadores de nuestra infancia, de aquellos tiempos en que lo comercial no apagaba la magia, sino que ella, la magia, encendía nuestros corazones colmándolos de ilusión, de vivencias inolvidables y de emociones. Pienso que Móstoles ha logrado esa magia blanca navideña con el esfuerzo y el trabajo en equipo de todo el gobierno local y las entidades municipales. Quiero imaginar que, sentados a plantear estas fechas, han reusado la magia negra de las celebraciones meramente comerciales y comprometidas y han acordado obrar la magia blanca que nos hace gozar y vivir estas fiestas en lo que son: tradición, fraternidad, cultura y felicidad. Han decidido crear ilusión y alegría, hacernos dichosos estos días e iluminar nuestros ojos y nuestro corazón con esperanza y alborozo. Así hemos comenzado motivados a escribir en el nuevo cuaderno, con la certeza de que han quedado grabados en nuestra memoria una diversidad de momentos mágicos este año. Mi carta expresa mi deseo sincero de proseguir este camino blanco. Creo que nos hace ser mejores personas, con mejor conciencia y más generosos; nos hace partícipes de una cultura que reconforta y nos hace sentir orgullo identitario.
Queridos Reyes Magos: deseo que la magia blanca no quede solo en estos días, sino que se esparza por nosotros y por los días venideros como semillas por el campo fértil. Deseo que, al apagarse las luces y desaparecer el Parque de Navidad, el mercado y el Campamento Real, al regresar a la cotidianeidad y el devenir de los días, la magia blanca siga mostrándose en otras expresiones, haciéndonos sentir parte de un pueblo, de unas costumbres y de una cultura de la que sentirse orgulloso. La forma en que deseo que seamos individuos es como parte de una unidad mayor y más sólida, comunitaria y humanitaria. Quizá la paz en el mundo sea un deseo ambicioso y por eso deseo que seamos un pueblo en paz y en armonía, unido en la ilusión y la esperanza, en la tradición, la cultura y los valores. Sé que pido mucho, pero me parece alcanzable. Cada día un pasito. Así he recorrido el Campamento Real, cada pasito una sonrisa, una emoción, una vivencia, un gozo, una alegría, un entusiasmo… un destello de luz blanca guiándonos al siguiente paso y guiándonos a la felicidad alcanzable. Así escribo en los cuadernos, cada palabra una semilla, un brote, un tallo, una hoja o una flor. Se dibuja a trazos, se escribe a palabras y se vive a destellos.
Queridos Reyes Magos: gracias por estos días, gracias por pensar en nuestra felicidad, en nuestros momentos, en nuestros días y en nuestro hogar, nuestra familia, nuestras ilusiones. Soy consciente de que no existe la perfección, pero, al menos por esta vez, ni siquiera hemos pensado en ella porque hemos estado ocupados en gozar, en divertirnos y en sentir emociones bonitas. Ha habido momentos en que he olvidado que estaba en Móstoles, convencido de estar en una lejana ciudad de fantasía, pero confío en que el hábito de las buenas costumbres haga que sienta con más fuerza cada año que sí, que es Móstoles en todo su esplendor. Por favor, que vuestro camino siga guiado por esa estrella luminosa y blanca.
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